The Prague Post - La Semana de la Moda de París: aire fresco pero sin revolución

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La Semana de la Moda de París: aire fresco pero sin revolución
La Semana de la Moda de París: aire fresco pero sin revolución / Foto: Anne-Christine POUJOULAT - AFP

La Semana de la Moda de París: aire fresco pero sin revolución

La Semana de la Moda femenina de París quedará marcada por el debut de varios directores artísticos pero, para los especialistas, esta edición representa más un soplo de aire fresco que una verdadera revolución.

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Esta presentación de la temporada primavera-verano 2026, que finalizó el martes, será recordada por las primeras colecciones de una decena de nuevos diseñadores al frente de grandes marcas, en un contexto de ralentización del sector del lujo.

Pero estos cambios en la dirección creativa de casas como Chanel o Dior, no conllevaron ninguna "revolución", según Pierre Groppo, redactor jefe de moda y lifestyle de Vanity Fair France, en declaraciones a AFP.

"Aún no entramos en la nueva era de la moda, pero sopla aire fresco en las pasarelas", asegura.

Tres desfiles acapararon la máxima atención: el debut de Matthieu Blazy en Chanel, la primera colección femenina de Jonathan Anderson en Dior y los primeros pasos de Pierpaolo Piccioli en Balenciaga.

Aunque la nueva colección de Chanel recogió muchos elogios, la crítica estuvo más dividida para las propuestas de Dior y Balenciaga.

"No hubo ninguna revelación creativa", opina Marc Beaugé, director de la revista semestral francesa de moda masculina L'Étiquette.

"Son colecciones cuyo objetivo fue, antes que nada, ser comerciales, tranquilizadoras", añade, mencionando un ejercicio de "creación bajo presión".

"Es una época un poco inquietante para las marcas, y lo primero es tranquilizar, no perder a los clientes actuales, en lugar de adentrarse en aventuras", afirma este especialista.

- Sensualidad y colores -

Aunque en esta edición no hubo cambios radicales, para Pierre Groppo sí hubo una nueva "dinámica" que se vio especialmente en un guadarropa más fluido.

"Lo que me llamó la atención es la idea del movimiento, de la flexibilidad. Realmente tienes la sensación de que está hecho para una clienta que se mueve".

En Chanel, las faldas tienen cortes oblicuos y los trajes se suavizan. Saint Laurent presentó vestidos de princesa voluminosos pero etéreos. Louis Vuitton, bajo la dirección de Nicolas Ghesquière, optó por cortes amplios y menos rígidos que en temporadas anteriores: abrigos anudados como albornoces, prendas de punto ligeras...

En general, "todo se ha suavizado mucho, dejamos atrás la moda urbana", observa Marie Ottavi, periodista de moda de Libération.

"Se busca más elegancia, con más delicadeza y, a veces, extravagancia", añade.

Esta temporada, el cuerpo se afirma a través de un vestuario más sensual, que deja mucha piel al descubierto, ya sea con juegos de transparencias o cortes más atrevidos.

En Balenciaga, los tops de cuero son ultracortos, Dior y Courrèges reducen las faldas. En Givenchy, los brasier se convierten en piezas de colección, combinados con faldas drapeadas, y Loewe y Celine acortan los vestidos.

Rabanne prolonga esta tendencia con conjuntos mini y brasier con volantes con un aire playero. Y Dries Van Noten ofrece una interpretación más poética: vestidos diáfanos, transparencias ligeras, bañadores retro y motivos florales que recuerdan los estampados hawaianos.

Más allá de los cortes, el color se convierte en uno de los grandes hilos conductores de la temporada, con rojos intensos, azules eléctricos, verdes vibrantes o amarillos solares.

La camisa blanca se impone como la nueva prenda fetiche de las pasarelas. En Chanel, se lleva larga y recta sobre una falda negra asimétrica; en Balenciaga, se adorna con una cola y se combina con unos pantalones negros anchos; Issey Miyake le añade una manga inesperada; Carven la transforma en un vestido invertido.

En Saint Laurent, se convierte casi en un accesorio de seducción, cerrada con un lazo oversize o con un escote amplio.

H.Dolezal--TPP