

Conspiranoicos viajan al corazón de la guerra en Ucrania que creen imaginaria
Para los checos Petra, Ivo y Nikola, los bombardeos rusos en Ucrania son una invención y Vladimir Putin es un héroe, pero un cineasta los llevó a los lugares devastados por el conflicto para filmar su reacción cuando confrontaban la realidad.
"Como cineasta, no tengo otra arma que el cine, y quería oponerme a la guerra de alguna manera", explica a AFP el director, Robin Kvapil, de 43 años de edad, poco antes del estreno de su nuevo documental, "El gran viaje patriótico".
Kvapil cuenta, durante el preestreno del filme en Praga, que visitó Ucrania en dos ocasiones para preparar la película y sostiene que "es una experiencia para toda la vida, que ya no te abandona. Ver estos lugares simplemente te cambia".
Los protagonistas de la película, cuyos apellidos y edades no revela, fueron elegidos entre 60 candidatos que debían tener un punto en común: dudar de la realidad de la guerra en Ucrania.
- "¡Todo es falso!" -
¿Los transformaría este viaje al lugar de los hechos? Ese no era el objetivo de la película, dice Kvapil, a quien le interesaba, ante todo, "capturar la confrontación (de los protagonistas) con la realidad", cámara en mano.
A lo largo de este "ejercicio de tolerancia interior", Kvapil, conocido por un público especializado y galardonado por sus documentales, afirma haber querido "transmitir la energía de (su) propio asombro" al público.
Asombro, por ejemplo, cuando Petra, hija de comunistas acérrimos, entona el himno soviético mientras el equipo se dirige a las zonas devastadas por los combates.
Asombro también cuando la mujer, perturbada por el ambiente que se respira en las fosas comunes de Izium, ciudad del este de Ucrania tomada por el ejército ruso a finales de marzo de 2022, afirma que las mismas son un engaño de las autoridades ucranianas. Esa ciudad fue recuperada por las fuerzas de Kiev en septiembre del mismo año.
"¡Yo sé por qué este lugar es tan extraño! ¡Porque todo es falso!", exclama en medio de los pinos que rodean el cementerio, que califica de "material excepcional de propaganda destinado a alimentar el odio hacia Rusia".
A pesar de haber visto los horrores con sus propios ojos, Petra mantiene su postura y asegura que este proyecto cinematográfico no la ha "reeducado".
- "Ingenuo" no -
Lo mismo ocurre con Ivo, un "fan" declarado de las teorías conspirativas que consume asiduamente en Internet "aunque no sean verdad", dice.
Afirma "no haber cambiado de opinión" después de este viaje de dos semanas que también llevó al trío a Járkov, donde estuvieron con jóvenes escolares obligados a estudiar bajo tierra para evitar las bombas rusas.
En cuanto a Nikola, está convencido de que el presidente ruso Vladimir Putin es "el único hombre en el mundo capaz de detener la locura ideológica occidental".
La desinformación se extendió en 2024 en la República Checa, según un reciente informe de los servicios secretos checos, que la atribuyó tanto a Rusia como a "actores locales".
Una encuesta realizada el año pasado por el instituto Ipsos halló que un tercio de los checos admitió haber sucumbido a la desinformación por lo menos una vez en su vida.
En este océano de noticias falsas, Robin Kvapil, sin ser "ingenuo" sobre el potencial del cine para transformar la sociedad, cree que su documental "puede aportar cosas positivas" a la discusión pública.
Y.Havel--TPP