The Prague Post - Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

EUR -
AED 4.243687
AFN 80.258579
ALL 97.948265
AMD 440.592197
ANG 2.067962
AOA 1058.465478
ARS 1362.804464
AUD 1.778285
AWG 2.082842
AZN 1.968988
BAM 1.955765
BBD 2.322859
BDT 140.58751
BGN 1.96051
BHD 0.433992
BIF 3425.439333
BMD 1.15553
BND 1.477574
BOB 7.949859
BRL 6.406145
BSD 1.15048
BTN 98.998247
BWP 15.463726
BYN 3.764933
BYR 22648.378878
BZD 2.310959
CAD 1.569961
CDF 3324.458889
CHF 0.938796
CLF 0.027884
CLP 1070.051049
CNY 8.298556
CNH 8.307576
COP 4778.715365
CRC 579.88973
CUC 1.15553
CUP 30.621533
CVE 110.263047
CZK 24.84493
DJF 204.866372
DKK 7.461301
DOP 67.948797
DZD 150.258339
EGP 57.438983
ERN 17.332943
ETB 155.208151
FJD 2.59792
FKP 0.850086
GBP 0.852443
GEL 3.166602
GGP 0.850086
GHS 11.84979
GIP 0.850086
GMD 81.469282
GNF 9968.823444
GTQ 8.840843
GYD 240.695737
HKD 9.070618
HNL 30.026468
HRK 7.537177
HTG 150.877328
HUF 402.707866
IDR 18834.322544
ILS 4.160155
IMP 0.850086
INR 99.58874
IQD 1507.073308
IRR 48647.793814
ISK 144.037202
JEP 0.850086
JMD 184.196738
JOD 0.819316
JPY 166.507229
KES 148.637368
KGS 101.051502
KHR 4612.918301
KMF 492.837731
KPW 1039.948197
KRW 1579.771091
KWD 0.353847
KYD 0.958683
KZT 590.089549
LAK 24822.560372
LBP 103080.774354
LKR 344.473899
LRD 230.095925
LSL 20.704233
LTL 3.411979
LVL 0.698969
LYD 6.285889
MAD 10.518914
MDL 19.701651
MGA 5194.907994
MKD 61.53391
MMK 2425.72657
MNT 4133.999506
MOP 9.301035
MRU 45.673191
MUR 52.588586
MVR 17.800977
MWK 1994.864669
MXN 21.910925
MYR 4.905805
MZN 73.89655
NAD 20.704233
NGN 1782.335411
NIO 42.33925
NOK 11.468204
NPR 158.397195
NZD 1.914238
OMR 0.444022
PAB 1.15048
PEN 4.152526
PGK 4.805915
PHP 64.814084
PKR 326.153924
PLN 4.273513
PYG 9179.837417
QAR 4.196726
RON 5.027136
RSD 117.197924
RUB 91.848373
RWF 1661.270578
SAR 4.337388
SBD 9.645657
SCR 16.420505
SDG 693.899733
SEK 10.950611
SGD 1.481278
SHP 0.908065
SLE 25.479855
SLL 24230.880068
SOS 657.488355
SRD 43.364756
STD 23917.128362
SVC 10.066822
SYP 15023.749872
SZL 20.690634
THB 37.444978
TJS 11.619594
TMT 4.044353
TND 3.40414
TOP 2.70637
TRY 45.493623
TTD 7.801862
TWD 34.111657
TZS 2973.947329
UAH 47.720955
UGX 4145.926572
USD 1.15553
UYU 47.299162
UZS 14617.741108
VES 118.057029
VND 30130.432615
VUV 138.103265
WST 3.030441
XAF 655.945383
XAG 0.031814
XAU 0.000336
XCD 3.122877
XDR 0.815786
XOF 655.945383
XPF 119.331742
YER 281.198532
ZAR 20.738243
ZMK 10401.156591
ZMW 27.812507
ZWL 372.080039
Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos
Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

Los criadores de renos de Laponia en guerra contra los parques eólicos

En la cima de una montaña, los hermanos Jama se mueven entre turbinas eólicas que se extienden hasta donde llega la vista, en un terreno que solían utilizar para que sus animales pasten en invierno. Con cambio climático o sin él, para estos criadores de renos las turbinas tienen que desaparecer.

Tamaño del texto:

"Antes, el área era perfecta para nuestros renos. El lugar era inmaculado, no había sufrido la actividad humana. Ahora, todo ha quedado arruinado por años", se lamenta Leif Arne, el más joven de los hermanos, junto a su vehículo todoterreno.

A ambos lados del círculo polar ártico, miembros de la minoría sami del norte de Europa se oponen con vehemencia a los parques eólicos a gran escala y otros proyectos de infraestructura "ecológica", que amenazan sus medios de vida e invaden sus tradiciones ancestrales.

Se trata de la clásica historia de David y Goliat. Y la minoría sami tal vez puede ganar al final.

En un veredicto revolucionario dado a conocer en octubre, la Corte Suprema noruega decidió que dos parques construidos en la península de Fosen (este de Noruega) violaban los derechos de seis familias sami, entre ellas la de los hermanos Jama, y les impedían practicar su cultura, contraviniendo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas.

Con otras cuatro instalaciones vecinas más pequeñas, Storheia y Roan constituyen el mayor parque eólico terrestre de Europa, con una capacidad total de 1.057 MW, suficiente para suministrar energía a más de 170.000 hogares.

Los 11 jueces de la Corte Suprema declararon inválidos los permisos operacionales y las autorizaciones de expropiación para la construcción de 151 turbinas eólicas. Pero no hicieron ninguna referencia a lo que pasará ahora con la infraestructura.

Para los hermanos Jama, cuya familia se ha dedicado a la cría de renos durante generaciones, no hay duda alguna: "Esas turbinas eólicas deben ser desmanteladas".

Los Jama dicen que el parque eólico Storheia, terminado en 2020, los priva de los tres terrenos de pastoreo de invierno, que usan de manera alternativa.

Los renos son nómadas que se mueven, según la estación del año, en busca de líquenes, su principal fuente de nutrición, especialmente en invierno. Si son perturbados por las turbinas, van a buscar a otra parte.

- Ni un reno a la vista -

Con su lazo atado al hombro, el mayor de los hermanos, John Kristian, observa con sus binoculares el vasto horizonte cubierto de nieve.

Ni un reno a la vista.

"Es imposible para el reno venir aquí ahora, con todas las perturbaciones provocadas por el giro permanente de las turbinas, que los asustan. Y además hacen mucho ruido", dice.

"También hay estacionamientos, carreteras, cruces de caminos... La naturaleza ha sido destruida completamente aquí. Ya no quedan más que rocas y guijarros", añade.

Antes de la decisión de la Corte Suprema, un tribunal inferior había recomendado que la pérdida de terreno podía ser compensada financieramente para que los criadores pudiesen comprar forraje para sus animales.

Ellos rechazaron totalmente esa opción.

"Los renos deben encontrar ellos mismos su alimento. Si se les suministra, ya no será un pastoreo tradicional", dice Leif Arne.

Si no se hace nada, la falta de tierras de pastoreo significa que la familia Jama tendrá que reducir el tamaño de su rebaño, cuya exacta magnitud no revelan públicamente porque "sería como difundir en la radio cuánto dinero tiene uno en el banco".

A los 55 años, Leif Arne lucha ahora para llegar a fin de mes con sus ingresos.

Dijo al tribunal que su negocio dio un beneficio de unas 300.000 coronas (30.000 euros, 34.000 dólares) en 2018.

Reducir el rebaño amenaza la viabilidad de su trabajo.

Mientras tanto, las turbinas eólicas siguen girando a pesar de la decisión judicial.

"Tomamos la decisión de la Corte Suprema muy en serio (...) Nosotros por supuesto queremos rectificar la situación", afirma Torbjorn Steen, portavoz de Fosen Vind, el consorcio que opera la mayor parte de los parques eólicos.

"El siguiente paso es definir las condiciones de operación que garanticen que podemos hacer funcionar las turbinas sin perjudicar los derechos de los criadores o amenazar su rebaño. La prioridad para nosotros es dialogar con los criadores", señala.

- Dilema dantesco -

El Estado noruego, principal accionista del criticado proyecto a través del grupo energético estatal Statkraft, se encuentra en aprietos.

¿Cómo hace para respetar la decisión legal y proteger los derechos de los sami sin comprometer sus enormes intereses económicos ni atrasar aún más su transición verde?

Las seis plantas eólicas tienen un valor de más de 1.000 millones de euros (unos 1.130 millones de dólares).

Storheia y Roan produjeron más de 20% de la energía eólica producida en Noruega en 2020, según Fosen Vind.

De momento, el ministerio de Petróleo y Energía, que otorgó las concesiones, ha dicho que se necesita más información.

"No hemos decidido si las instalaciones pueden permanecer parcial o totalmente", dijo a AFP la ministra Marte Mjos Persen.

Esto ha provocado frustración en los sami, que ven el retraso como una maniobra dilatoria que permite seguir operando las turbinas, o incluso como una forma de evadir el veredicto.

"El Estado debe reconocer que se han cometido errores graves los últimos 20 años, y lo puede hacer pidiendo disculpas", comentó Silje Karine Muotka, presidenta del Sameting, el parlamento de los sami noruegos.

"Y tiene que seguir con acciones concretas: el permiso de operación debe ser cancelado, las turbinas deben ser desmanteladas y la zona tiene que ser restaurada, replantada y devuelta a los criadores", declaró a AFP.

Cada día que pasa, Sissel Stormo Holtan, una criadora de 40 años, pierde un poco más de fe en el sistema legal.

Esta mujer se enfrentó al parque eólico Roan y ganó, o al menos eso creyó.

"Nada ha cambiado pese a que ganamos. Es extraño, como comenzar una nueva pelea otra vez, y es injusto", lamenta mientras lanza puñados de liquen a un joven reno huérfano que ha domesticado.

Sissel dice estar cansada de escuchar a las autoridades hablar de un "proceso" largo.

"Cuanto antes las quiten, más pronto podremos volver a usar la zona", indica, aunque admite que "no me veo a mí misma usando el área. Tal vez mi hija o mis nietos la puedan usar".

- Derecho de veto -

Los sami --antes conocidos como los lapones, un término ahora considerado peyorativo-- son una minoría indígena de unas 100.000 personas que tradicionalmente han vivido de la ganadería con los renos y de la pesca.

Establecidos en áreas del norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, la comunidad tiene un pasado doloroso.

Fueron sometidos a brutales esfuerzos de asimilación en el siglo XX, y la tierra que han trabajado durante generaciones tiene actualmente proyectos de energía, minería y turismo.

Antes de Storheia y Roan, otros parques eólicos fueron construidos en "sus" tierras, y otros están en construcción o planeados.

Como Quijotes modernos, los sami se enfrentan a los molinos de viento. El Consejo Parlamentario Sami, que agrupa a sus parlamentos comunitarios de Noruega, Suecia y Finlandia, exige alguna forma de derecho de veto para proyectos futuros.

Cualquier planta eólica deberá ser aprobada por los pobladores locales sami y sus autoridades electas o será suspendida, indicó una declaración adoptada en enero de 2021.

Tras reconocer que "el cambio climático es un tema serio que impacta a la sociedad sami", el consejo sostuvo que "las medidas adoptadas para limitar el cambio climático no deben tener un impacto negativo sobre la cultura y condiciones de vida de los pueblos indígenas".

Según muchos observadores, la decisión de la Corte Suprema de Noruega podría marcar un precedente legal que afectará a otros proyectos de infraestructura en territorios sami de ese país y sus vecinos.

"Otras empresas deberán pensarlo dos veces antes de iniciar un proyecto sin verificar primero su legalidad en los tribunales", anticipó Susanne Normann, investigadora del Centro para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Universidad de Oslo.

El tema repercute en toda la región nórdica.

En Finlandia, que aspira a convertirse en líder mundial en la producción de baterías eléctricas, los proyectos mineros preocupan a los sami.

Actualmente tienen en la mira dos permisos de prospección otorgados en la tundra cerca de la aldea noroccidental de Enontekio, una región conocida por sus impresionantes parajes y que se considera rica en depósitos minerales.

Alarmados por el daño ambiental que la minería ha causado en otras partes de Finlandia, los sami recogieron más de 37.000 firmas en 2020 para apoyar una petición de protesta contra las autoridades por no haber consultado a los pobladores locales ni haber realizado estudios de impacto sobre el pastoreo de renos.

- "Doble castigo" -

Instalados principalmente en el Ártico, una región que se calienta tres veces más rápido que el resto del planeta, los sami son testigos de primera mano del cambio climático.

"Quienes hemos vivido y trabajado aquí toda nuestra vida vemos cómo la vegetación cambia, la línea de árboles se mueve, el permafrost se derrite. Vemos nuevas especies de insectos y plantas", afirma Matti Blind Berg, un criador de renos cerca de Kiruna, en el norte de Suecia.

Las temperaturas suben y bajan de manera brusca ahora, alternando períodos de frío y deshielo que forman capas gruesas de hielo en el suelo, lo que impide a los renos alcanzar el liquen que suelen excavar bajo la nieve con sus patas.

Esto también ha desatado la rivalidad entre los criadores por los terrenos para pastar.

En ese contexto a veces explosivo, el uso de la tierra enfrenta una enorme presión de los parques eólicos, los depósitos de cobre y minerales de tierra rara --todos muy cotizados ahora que el mundo se vuelca a la energía eléctrica-- y los bosques plantados para obtener biocombustibles.

"Entiendo perfectamente que necesitamos una transición verde, soy el primero en apoyarlo", insiste Blind Berg. "Pero me parece extraño, por decir lo menos, que una transición verde deba hacerse a expensas de la naturaleza".

Para Susanne Normann, el cambio climático es un "doble castigo para los pueblos indígenas".

"No solo están entre los pueblos más expuestos al cambio climático, sino que además deben pagar el precio en forma de parques eólicos y represas hidroeléctricas en sus territorios en nombre de la lucha contra el calentamiento global", afirmó.

"¿Dónde está la justicia, cuando sabemos que ellos son muy poco responsables del problema?", cuestionó.

M.Soucek--TPP